Ruta del Aceite y los Olivos Milenarios: El Baix Maestrat

Sumérgete en un viaje inolvidable por el corazón del Maestrazgo, donde el cicloturismo y la gastronomía se fusionan para ofrecerte una experiencia única.

Pedalea entre paisajes espectaculares, descubre pueblos con encanto y adéntrate en historias centenarias mientras disfrutas de la mejor cocina local.

Comenzamos nuestra aventura en la icónica ciudad amurallada de
Peñíscola, dominada por el imponente Castillo del Papa Luna, una fortaleza templaria del siglo XIII con vistas inigualables al Mediterráneo. Dejamos atrás la brisa marina para adentrarnos en el interior del Maestrazgo, donde los paisajes rurales y montañosos nos envuelven con su autenticidad.

Nuestra primera parada es Cervera del Maestre, donde su majestuoso
castillo medieval nos regala panorámicas impresionantes. Sus callesjuelas empedradas nos conducen hasta el Molí de l'Oli, un antiguo molino de aceite convertido en museo, testigo de la tradición oleícola de la zona.

Seguimos pedaleando hacia Sant Mateu, la antigua capital del Maestrazgo. Nos recibe su elegante Plaza Mayor porticada y la imponente Iglesia Arciprestal. Un lugar ideal para hacer un alto en el camino y degustar exquisitos productos locales como el queso de oveja y la miel artesanal .

Nuestra ruta nos lleva al corazón agrícola del Alto Maestrazgo, atravesando Xert, donde destacan sus tradicionales casas de piedra y la arquitectura rural del Barrio de l'Hostal Vell. Siguiendo un antiguo camino, llegamos a Canet lo Roig, un auténtico santuario del oleoturismo, hogar de algunos de los olivos más antiguos del mundo, con más de 1.500 años de historia.

Pedaleamos entre campos de olivos centenarios hasta alcanzar La Jana,
para después continuar hacia Traiguera, donde nos espera el majestuoso Real Santuario de la Font de la Salut, una joya renacentista que fue punto de peregrinación real. Este será el lugar perfecto para hacer una pausa y saborear la auténtica cocina del Maestrat en un entorno cargado de historia y espiritualidad.

Tras la comida, emprendemos el camino de regreso, pasando por Sant
Jordi, el Centro de Interpretación del Vino y los Toneles, un espacio que rinde homenaje a la tradición vinícola de la región. Nuestra ruta nos lleva finalmente por Càlig, un pequeño pueblo con encanto, antes de regresar a Peñíscola, donde el azul del mar nos da la bienvenida tras una jornada inolvidable de ciclismo, cultura y gastronomía.